El FMI revisó por tercera vez consecutiva en menos de 9 meses las proyecciones de sostenibilidad de deuda, elevando siempre la proporción de la deuda sobre el tamaño de la economía y deteriorando los indicadores de repago. Hoy el “peso de la deuda pública” de Argentina equivale a 86% de su producto bruto interno. Pero en julio pasado el Fondo decía que cerraría en diciembre con 65% del PBI y que este año descendería al 55%.
E s uno de los indicadores que el organismo utiliza para determinar la capacidad de repago de un país. Ahora el Fondo espera que recién para los años 2023 y 2024 la deuda pública descienda a cerca del 60% del PBI. Pero, como se dijo, en julio pasado los técnicos del FMI creían que este año la relación deuda/producto no superaría el 55%.
En el informe del FMI de la tercera revisión del acuerdo con Argentina, el staff del organismo evaluó cómo será la “carga” de la deuda pública de aquí en más. Y cuan manejable y repagable es dicho pasivo. Para ello utilizan supuestos sobre la evolución de la economía (crecimiento, inflación, tipo de cambio, tasa de interés a la que podrían llegar a prestar los mercados internacionales en el futuro, entre otros) y analizan la relación deuda pública/ PBI (producto bruto interno) resultante.
Del informe se desprende que los técnicos del organismo esperan que la relación deuda/PBI pase del 86% (registrado en dicienbre de 2018) a 76% en 2019. En la estimación inicial, en julio de 2018, el propio organismo internacional era demasiado optimista. Creía entonces que tras la crisis cambiaria de mayo/junio de ese año con Sturzenegger al frente del BCRA, que llevó el dólar hasta 28/30 pesos, llevaría el peso de la deuda (mayormente en dólares) al 65% del PBI. Pero luego vino la corrida de agosto que disparó el dólar hasta los 40 pesos y en los números reales el peso de la deuda en 2018 cerró en 86% del PBI, 21 puntos más de lo previsto por el FMI, que de hecho en julio estimaba que el dólar a fin de año terminaría en alrededor de 29 pesos.
Ahora el Fondo dice que la relación deuda/PBI podría descender al 55% recién entre 2023 y 2024. Pero para que Argentina llegue a esos números el FMI indica que es necesario que el PBI crezca al 2,2% en 2020 (luego de caer 1,2% este año), y continúe creciendo al mismo ritmo en 2021 y 2022. Mientras que en 2023 y 204 debería crecer los dos años consecutivamente a una tasa del 3,6% anual.
Como se ve, si algo predomina en Washington es el optimismo a la hora de hacer pronósticos de “largo plazo”. Tal vez por ese exceso de optimismo en los supuestos es que el staff de ténicos del FMI incluye en todos sus informe –también en el último—que “la deuda argentina es sostenible, pero no con alta probabilidad”.
Dentro de los riesgos que observa el FMI con respecto a la sostenibilidad de la deuda, el más importante sería un nuevo salto cambiario. Porque una suba de 50% en términos reales del dólar (por encima de la inflación), llevaría la deuda al equivalente a 110% del PBI en el año 2024.
El otro riesgo es que Argentina no crezca al ritmo que pronostica del FMI, después de dos años consecutivos de recesión (2018 y 2019). Bajo ese supuesto, según los ténicos del organismo, el ratio de deuda volvería a 80% del PBI en 2024.
Por otro lado, en el informe del Fondo, se plantea un tercer escenario en el cual el Gobierno no cumple con las metas de ajuste fiscal comprometidas para los próximos años. En ese caso, si se dejara de lado el plan de ajuste, según el Fondo, el peso de la deuda podría volver al 84% del PBI en 2024, acrecentando el riesgo de default. Por eso, tal vez con esos números en mente, Cristine Lagarde, la directora gerente del FMI, ya empezó a advertir a los candidatos presidenciales que “sería una tontería dejar de lado el programa trazado por el actual Gobierno”.
El peor escenario posible que delinean los economistas del Fondo es un nuevo shock cambiario con una fuerte recesión, que dispararía la deuda al 150% del PBI en 2024. Obviamente, ése es un escenario de crisis total y un nuevo default.
Finalmente, el FMI advierte sobre algunos puntos que son debilidades del país en la proyección de deuda a futuro. Por ejemplo:
— Ven como riesgo al gran tamaño de las necesidades de financiamiento brutas (por año) en un escenario de stress financiero, es decir, en el caso de que el país no pueda volver por un buen tiempo a financiarse en el mercado de crédito internacional.
— Les preocupa, además, la gran proporción de deuda en moneda extranjera, que hace, como se dijo, que se pueda disparar la deuda muy rápidamente ante una nueva mega devaluación.
— También les genera temor la tasa de interés que pagan los bonos de la deuda argentina, muy por encima del límite máximo que el orgismo considera razonable. Ese límite para el Fondo es un riesgo país de 600 puntos básicos (es decir, una sobre tasa del 6 puntos porcentuales sobre lo que pagan los bonos del Tesoro norteamericano), mientras que hoy el riesgo argentino supera los 800 puntos básicos.